El juego cambió

“Al unirte a Cristo, profesar su nombre como único Señor y Salvador y seguirle, el juego cambia”.

Muchos de nosotros hemos crecido escuchando acerca de Cristo y si te ha pasado como a mí, probablemente hasta te bautizaron cuando eras un bebé y estudiaste en escuelas o universidades cristo-céntricas.  Tiempos en que tal vez visitamos la iglesia, pero la iglesia no entraba en nosotros; tomábamos clases de ética y religión, pero con el tiempo, como no sentimos la necesidad de seguir o aplicar sus enseñanzas o tal vez nunca viste en tu hogar un seguir genuino a Dios, no sentiste la necesidad de hacerlo. Igual, veías cómo la gente seguía sus vidas con “aparente” normalidad, con el tiempo seguiste un estilo de vida en el que no te morías y nadie confrontaba tu alma, pensaste que Dios era algo para cuando ya no estuvieras en este mundo. 

Y qué me dices de las veces que en la inmadurez tal vez veías las cosas de Dios como “muy religiosas”, aburridas e innecesarias. Imagínate: “esa gente se está perdiendo de lo bueno”. Y sin hablar de todo el bombardeo de información y rebeldía que tenemos en las redes sociales y que al parecer tenían sentido con nuestra forma de ver el mundo. -”¡Esto si es la verdad!” “Todos esos ciegos los están manipulando, les están lavando el cerebro.” Yo lo sé, estos y otras decenas de argumentos utilicé yo, aún cuando ya había tenido algunos encuentros con el Espíritu Santo y con el propio Jesús. Y no estoy exenta de volver a caer.

"Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, lo está entre los que se pierden; pues como ellos no creen, el dios de este siglo les ha cegado el entendimiento para que no resplandezca en ellos la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”

Hasta que un día, sin planificarlo y sin esperarlo toda Palabra que había sido sembrada y aprendida un día comenzó a revelarse nuevamente. ¿Cómo me di cuenta? El Espíritu Santo comenzó a inquietarme y traer a memoria ciertos versículos de la Biblia que podía aplicar a los procesos y transiciones que estaba viviendo. Ehh, ahí es que te das cuenta de que Dios está metido en el asunto. 

Isaías 55:11 (NBV): "Así es mi palabra. Yo la envío y siempre produce fruto. Realiza cuanto yo quiero y prospera en dondequiera la envíe.”

Cuando Dios tiene algo contigo, no te va a dejar de perseguir.  No se dará nunca por vencido contigo. Aún en su amor, te quebrantará, te llevará al desierto para volverte a enamorar (Oseas 2:14) y serás siempre esa oveja por la que valdrá la pena dejar al resto de las 99 un rato (Lucas 15:4-7).  Pero, aún con ese amor inagotable e incondicional de Dios, vendrán las consecuencias. Si no hay consecuencias, si no hay un precio a pagar, no creces, no te haces más fuerte y por ende, no maduras; ni en la vida ni en tu Fé. 

La cosa es que cuando te alejas - entiéndase a dejar de orar constantemente,  buscar más información en otros lugares,  intentar otras doctrinas extrañas y muy vacías por moda e influencia; cuando dejas de leer la Palabra y dejas de congregarte te secas. Y pensarás que es parte del proceso de la vida. Bueno, lo es, pero la realidad es que no hay nada como la llenura en Dios y dejarse guiar por Él. Y esa llenura va atada a todo lo antes mencionado, porque es parte de lo que Él dejó como mandamiento.

Hebreos 10:25 (NTV) “Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca.” No se trata de una obligación legal, ni de hacerlo por culpa, sino de una necesidad espiritual para el crecimiento y la perseverancia en la fé. Como dice Romanos 10:17 “Así que la fé es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Como en los primeros días, que la gente escuchaba la Palabra, tanto en las sinagogas como cuando Jesús vino al mundo a cumplir la ley y a dejar para nosotros sus evangelios.

Por otro lado, aunque el crecimiento espiritual con Jesús es inminente y asegurado cuando perseveras, es un hecho de que “el juego, cambia” para nosotros. No estaremos exentos del rechazo, de que se nos ignore cuando hablemos de la Verdad (que llega por revelación) y de las estrategias ingeniosas de un maligno al cual para él -pero por gracia de Dios para nosotros - le hemos declarado algo así como la guerra. Porque habrá perdido un alma más, ganancia para el Reino y si regresas como ‘hijo/a pródigo/a’ es más retante. No te podrá tocar, pero lo intentará. 

Si te llegara a pasar esto, regresa siempre a Jesús; puede ser un poco más difícil, pero confía en Él, pues es la Luz de este mundo. Él es el Camino, La Verdad y la Vida (Juan 14:6).  Y te aseguro, que no solo te esperará con los brazos abiertos, sino que irá corriendo a tu encuentro,pues Él ya te estaba esperando y habrá una gran fiesta en el cielo. Evangelio de Lucas (15:11-32).